Historia de la joyería. Las Grandes Civilizaciones Del Próximo Oriente
En las Grandes Civilizaciones Del Próximo Oriente treinta siglos antes de Cristo surgió a orillas del rio Nilo una de las civilizaciones más admiradas de la historia universal: el Egipto de los faraones, imperio donde todos los saberes – tanto especulativos como aplicados – conocieron un desarrollo sobresaliente.

Los orfebres egipcios mejoraron las técnicas de trabajo de los metales preciosos, y multiplication el número y género de piezas fabricadas con dicho material. A ellos se debe la técnica del cordoncillo trenzado, con el que componían anillos, brazaletes y broches.

A los egipcios correspondió la explotación de los yacimientos de turquesas de la peninsula del Sinai, que figuran entre las minas conocidas más antiguas del mundo.

Esas mismas gemas aparecieron en el Tesoro de la reina Zer (h. el año 5000 a. J.C.), descubierto en 1900. Sin embargo, la época de apogeo de la antigua joyería egipcia coincide con el Imperio nuevo (siglos XVI-XI a. ].C.).

Baste citar, como ejemplo de la maestría formal alcanzada en dicho período, el Tesoro de la tumba de Tutankamón, monarca de la XVIII dinastía (1347- 1338 a. ].C.). Además, hay constancia documental sobre las expediciones que los faraones organizaron al corazón de África, en busca del oro que ornaba sus ajuares.

La civilización Sumeria
En el extrema oriental del creciente fértil la region de Oriente medio irrigada por los ríos Nilo, Jordán, Tigris y Eufrates prosperó la civilización Sumeria (datada ya h. 2909 a. ].C.), que colonizara parte de la antigua Mesopotamia.
Los sumerios organizaron la explotación sistemática de las minas de oro de Khakhkhum (situadas al notre de la actual Siria) y Melukhkhum (al sur de Persia, en el golfo de Ormuz). De aquellas vetas se extrajo la materia prima que más tarde, delicadamente tallada, daría lugar a los tesoros reales de la ciudad de Ur. Entre cuyas piezas destaca un fastuoso Casco labrado en oro (h. 2700 a. ].C.).

Hablando de arqueología, mucho debe esta ciencia al tesón del aventurero alemán Heinrich Schliemann, rastreador de ciudades legendaries como Troya. Descubierta en 1873 gracias a su inquebrantable fe en los antigua mitos.
En 1874, Schliemann inició las excavaciones de Micenas, capital de Una antigua civilización que había florecido al norte de la llanura de la Argólida, ceca de Corinto (Grecia).
Los trabajos sacaron a la luz pública las tumbas reales de la acropolis de Micenas, donde apareció un fastuoso ajuar. Brazaletes, diademas, pendientes, collares, anillos y agujas de oro además de las coronas reales. De oro igualmente, si bien enriquecidas con incrustaciones de piedras preciosas.
